Para mí, ser voluntaria tiene que ver con “lo humano”. Las políticas macro-sociales, los acuerdos inter-estatales, los negocios supra-mundiales son necesarios, sin duda, pero son conceptos muy grandes, casi inconmensurables; requieren un esfuerzo titánico para que lleguen a las personas, para materializarlos, para que lo que se piensa a gran escala, llegue a lo cotidiano, a lo humano.
Como voluntaria, yo me muevo ahí, en lo pequeño, en lo que pasa todos los días, como la señora que va al supermercado, con su carrito de la compra, y se para antes en Dar Chabab para ofrecer ayuda en el largo camino de unos chavales migrantes, así sin más; y le atiende la sonrisa de Oriol y le explica el proyecto, como si ya fuera parte del equipo…
Para mí, ser voluntaria está relacionado con construir un mundo mejor desde lo cotidiano, desde lo sencillo, desde “lo humano”.